sábado, 16 de febrero de 2013

¿Por qué Mariana Fabbiani es la conductora ideal para El artista del año?

El reality marcó su regreso a la televisión y lo lleva adelante con comodidad


CRÍTICA
Por Andrés Puig 

Hay aspectos de la vida que son comparables con la televisión. Tanto para quienes trabajan dentro de la pantalla chica, como para los que no, enfrentarse a los cambios puede ser difícil. Pero también se puede salir airoso de eso. Un gran ejemplo es Mariana Fabbiani, que hizo RSM siete años seguidos, se tomó uno de descanso y volvió a la pantalla con El artista del año, donde demuestra ser una conductora todoterrero.

Es la primera vez que se pone al frente de un reality show. En su trayectoria aparecen otros programas como El ojo cítrico, Mariana de casa y PNP, cuyas temáticas distan mucho de un certamen de talentos. El cambio era fuerte, y el margen de error alto, pero el oficio de conductora y el carisma de Mariana pudieron más. Lejos de verse nerviosa, acelerada o con dudas, desde su debut estuvo radiante, sonriente y sin inseguridades a la vista.

El marco la ayuda: está secundada por el mejor jurado que ha visto nuestra televisión, y eso que estamos superpoblados de concursos de talentos. Nacha Guevara y Nicolás Repetto conforman una dupla prestigiosa que no necesita escándalos ni gritos para demostrar su presencia en el ciclo. Con ese mapa, Mariana Fabbiani se puede lucir, sonreír, hacer chistes, mostrarse comprensiva con los participantes y marcar los tiempos del programa.

Este tipo de reality shows requieren de la creación de diferentes climas, y ella se mueve con total naturalidad en cada uno de ellos. La tensión entre los participantes y la producción del programa no se hizo esperar, pero fue manejada con naturalidad desde la conducción. Mariana Fabbiani también se apoyaba en Ronnie Arias y Diego Reinhold (en la versión vespertina, que ya no está al aire), dos especialistas en descontracturar momentos difíciles, algo que va muy bien con ella, y que la ayudó a sortear con facilidad contratiempos propios de un programa que recién empieza.

Toda esta ductilidad y facilidad de adaptación de Mariana Fabbiani es bien recibida por los participantes del reality, quienes no chocan con ella sino que responden sus preguntas sin problemas y la abrazan a la hora de recibir una devolución de los mentores.

Los matices, la empatía con los alumnos, los abrazos, el manejo de los tiempos, las tentadas, los cambios de clima y el manejo de la emoción hacen acordar a Marley en Operación triunfo, el entendido del género. Al día de hoy es difícil olvidarse de él sufriendo mientras se enteraba qué participantes debían abandonar el programa.

Si Mariana Fabbiani fuera la concursante, tranquilamente se le podría decir "prueba superada". Si bien El artista del año recién empieza y comienzan a verse los movimientos de timón para mejorar los números del programa, la naturalidad y gracia de ella siguen intactas. Estamos ante una buena demostración de que un buen conductor puede moverse y sentirse cómodo en cualquier tipo de ciclo, más allá de no haber transitado el género con anterioridad.

FUENTE: LA NACIÓN

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