viernes, 1 de noviembre de 2013

¡Mariana Fabbiani y su hija Matilda en una producción de fotos inolvidable!

La conductora, en una entrevista a solas con ¡Hola! Argentina, habla de todo.


Se miran cómplices y lanzan una carcajada que inunda todo el ambiente. Ahí están, disfrutando de su día de "mujeres solas". Es sábado a la tarde, y mientras el hombre de la casa –Mariano Chihade (39)– entrena en el club, Mariana Fabbiani (38) y la pequeña Matilda (3) aprovechan su tiempo a puro juego. "La maternidad me dio vuelta como un guante", asegura la conductora de El diario de Mariana.

–¿Te gustaría tener otro hijo?
–¡Sí! Estamos en plena búsqueda, en la etapa divertida. [Se ríe]. Me gustaría quedar embarazada antes de fin de año. Con Mariano queríamos que pasaran los 2 años de Mati para darle exclusividad. Además, yo pude estar el año pasado sin trabajar. Nunca lo pensé como un año sabático, pero se fue dando de esa manera y me conecté mucho con Matilda. Fue un año maravilloso… Crecí mucho en lo personal.

–¿Fue tu primer parate en veinte años de carrera?
–Sí, desde que arranqué no había parado. Y te confieso que si bien me gusta mucho mi trabajo, no lo extrañé.

–¿Fantaseaste con extender el descanso?
–Y, un poco más vaga estoy… [Se ríe].

–¿Cómo fue la vuelta al trabajo?
–Me costó un poco y tuve algunos primeros meses de "extrañitis" aguda. ¡Y la culpa! ¡Qué porquería! Estoy trabajando mucho en eso y siento que lo voy consiguiendo. Por supuesto que mi cabeza siempre está conectada con mi hija, pero disfruto lo que hago. Matilda también tiene su rutina: va al jardín, tiene sus abuelas, tiene otras actividades. Organizándome logré que la culpa derivase en otro lugar, pero me parece que es inherente a la maternidad. Es una lucha que las mujeres atravesamos sí o sí.

-A pesar de sus 3 años, ¿tienen charlas de madre e hija?
–¡Claro! Yo le hablo mucho, me siento y le explico todo. Le digo lo que voy a hacer y en qué horario. Hasta ahora nunca habíamos posado juntas, porque queríamos que ella pudiera elegirlo. El otro día le pregunté si quería hacer estas fotos. Al principio me puso cara de duda y al rato volvió y me dijo que sí, que ya lo había pensado.

–En este plan de más hijos, ¿cuántos te gustaría tener?
–Yo soy madre de pocos. Soy obsesiva, me gusta estar en los detalles. Igual, siempre pensé que iba a ser más obsesiva, pero me sorprendí a mí misma para bien. La maternidad es un aprendizaje permanente. Admiro a las madres con muchos hijos, siento que yo no tengo el temperamento ni la personalidad para eso. Me encantaría tener un varón.

–¿Y qué dice Matilda al respecto?
–Ya está con ganas y y siempre que le preguntamos si le gustaría dice que sí. Ella quiere una nena. Pero bueno, estamos en manos de Mariano por el tema del sexo. [Se ríe]. Como buen productor, que lo logre él.

–Mariana, Mariano y Matilda… Tres emes…
–Sí, fue buscado así el nombre de nuestra primera hija. Queríamos un nombre con "M" porque hay muchas emes en nuestras vidas. Mariano (Mores) es mi abuelo; Mirna, mi abuela… Mariano también tiene muchas emes en su familia. Recién como a los siete meses de embarazo nos decidimos por Matilda.

–¿El próximo será con "M"?
–¡El próximo será con "M"! Tenemos unos nombres dando vuelta, pero como todavía no llegó no te los voy a decir.

ASI EN LA VIDA COMO EN EL TRABAJO

–¿Te llegaron los rumores de crisis con Mariano?
–La verdad es que no sé de dónde salieron esos rumores, una cosa rarísima. ¡Nunca estuvimos mejor! Supongo que pensarán que trabajar juntos trae crisis, pero estamos muy bien. Es un momento de mucha armonía.

–¿Cómo es trabajar juntos?
–Siento que es algo que nos fortaleció como pareja, hizo que nos conociéramos en otros ámbitos que antes quedaban afuera… Apareció como una cosa de admiración mutua. A mí me enamoró mucho trabajar con él, conocí otro aspecto de él que me sedujo desde otro lugar. Siempre me cuidó como marido y que me cuide laboralmente es maravilloso.

–¿Esta es la primera vez?
–Arrancamos con El artista del año en enero. Trabajando en lo mismo siempre nos hemos consultado: de alguna manera, él se metía en mi trabajo y yo en el de él. Es inevitable, pero con el Diario de Mariana es la primera vez que estamos hablando durante todo el día de lo mismo, eso es verdad.


–¿O sea que el trabajo entra en la casa?
–Cortamos al entrar a casa. Hemos tenido bastante sabiduría durante esta etapa. Quizá porque ya somos grandes y muy parecidos para trabajar: sabemos lo que queremos, lo que nos gusta y lo que no, somos exigentes y claros.

–¿Él es tu jefe?
–No, somos socios. Mariano es mi productor y hay cosas en las que tiene la última palabra, pero hay otras en las que yo decido. Nos respetamos y cuando llegamos a casa nos conectamos con Matilda. No hablamos mucho de laburo en casa. Es algo natural, de protección.

–¿Pero no les pasa que están por dormirse y...?
–… A la noche jamás nos vamos a dormir preocupados. Si hay algo, se ve a la mañana siguiente. Tenemos clarísimo que si en algún momento llega a haber un cortocircuito laboral siempre vamos a priorizar nuestra familia. Nunca pondríamos en riesgo lo más importante.

EL UNIVERSO FEMENINO

–Vos tenés un vínculo muy especial con tu mamá…
–Creo que la maternidad te conecta mucho con tu propia madre. Empezás a entender un montón de cosas. Siempre tuvimos una relación muy cercana, pero ahora es más cómplice. Ojalá yo pueda tener un vínculo con mis hijos como el que tengo con ella.

–¿Matilda se parece a vos?
–Matilda tiene un carácter muy firme y me encanta. La veo y pienso que me va a dar mucho trabajo cuando crezca, pero me gusta verle esa fuerza. Mati es muy extrovertida, pero también muy reservada. Tiene sus momentos de timidez… ¡Así soy yo! Otro rasgo que me identifica mucho con ella y que Mariano también lo tiene es su capacidad de observación.

–¿Hacen planes de mujeres solas?
–Estoy fanatizada y fascinada con tener una hija. No sé cómo hacer para que no me salga muy consumista. Imaginate que ve el "tráfico" permanente de zapatos, me ve todo el tiempo con collares, se los pone, se los saca. A veces nos vamos de shopping, vamos juntas a la peluquería…

MI MUNDO PRIVADO

–¿Cómo llevás el paso del tiempo?
–Muy bien. Tengo 38 años. ¡Mirá cómo lo digo sin que me lo preguntes!

–¿Y la cercanía a los 40?
–Para mí, me quedé en los 30. [Se ríe]. Pero lógicamente que el cuerpo te cambia. No me vuelvo loca con la perfección, veo que tengo más arruguitas, pero no pienso sucumbir al botox. Me cuido mucho, pero me gusta que el paso del tiempo se vea reflejado en mi cara.

–Entonces te mirás al espejo y te gusta lo que ves.
–Sí, estoy conforme. La ley de la gravedad aplica para todos, pero la vengo llevando bien.

–Siempre se habla de tu delgadez, ¿te molesta?
–Ese es un mambo del otro. Hace muchos años que soy flaca. Yo trabajo con mi cuerpo y con mi cabeza y tengo que estar sana, necesito energía y tengo que alimentarme bien. Soy flaca nada más, ¿tengo que pedir perdón por eso?

–¿Te sentís querida por las mujeres?
–Nunca quise aparentar algo que no soy, no podría sostenerlo y creo que las mujeres agradecen mucho esa naturalidad y se sienten identificadas en un montón de aspectos. Siempre me han demostrado una gran complicidad. Creo que las mujeres podemos ser amigas, buenas compañeras. Este año, por ejemplo, Avon me eligió como la cara de su perfume Treselle Amour, por esa identificación que tienen las argentinas conmigo.


–¿Qué te enseñó Matilda?
–Me enseña todos los días algo nuevo. Si tuviera que decirte algo puntual, me enseñó a soltar, a reconocer la importancia de la libertad. Estoy segura de que quiero educarla de una manera muy libre, sin tantos condicionamientos. Si bien soy una mamá que pone límites, intento no hacerlo todo el tiempo. Mariano y yo tenemos valores muy parecidos con respecto a la familia, la generosidad, la solidaridad y Mati recibe un mensaje coherente con eso. Uno se reconoce siendo madre en el día a día, cuando admite los propios errores y puede dar un paso atrás. Si bien soy una apasionada de mi trabajo, tengo claro que lo más importante es mi propia familia.

Texto: Sebastián Fernández Zini
Fotos: María Teresa de Jesús Alvarez
Producción: Georgina Colzani
Maquillaje: Natalia Pelizari
Peinado: Albe Revetria
Agradecimientos: Mechi Garay, Muma’s Cupcakes, Paula Cahen d’ Anvers, Rapsodia y Ricky Sarkany.

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