sábado, 16 de febrero de 2013

Realities: apuestas del verano

En una tendencia que nació hace unas temporadas, El Trece se juega por la calidad con El artista del año. 

Mariana Fabbiani estará a la cabeza del nuevo 
y prometedor programa que empieza esta noche,
 a las 22.30, por El Trece. Foto: Martín Felipe / AFV
Por Ricardo Marín 

Dos años atrás, el martes 4 de enero de 2011, Viviana Canosa, desde un hotel de Tigre iluminado y engalanado como para una fiesta glamorosa -visto en la pantalla con algunas tomas realizadas desde un helicóptero- daba la bienvenida a los 22 participantes de Soñando por bailar, programa con el que ese verano El Trece apostaba a dar batalla a una nueva temporada del Gran hermano que anunciaba Telefé.

Fue la primera vez que explícitamente, dos reality shows eran puestos, sobre el paño verde en que se juega el rating estival, como cartas fuertes para ganar la partida. Las distintas manos que tuvo el juego las ganó, por mayor o menor diferencia, la apuesta de Telefé. En las galas, el ciclo conducido por Canosa promedió 13,3 puntos de rating, mientras que su competidor alcanzó los 20,9 de promedio. En las ediciones de debate, el de El Trece consiguió 9,2 puntos y el del canal de las esferas de colores, 14,5.

En la lucha por el rating entre Soñando por bailar y Gran Hermano, en el verano de 2011, finalmente, en las ediciones diarias de la tarde, también se impuso el de los chicos encerrados sin necesidad de demostrar ningún talento, que consiguió 9,7 puntos, frente a los 7,5 que promedió su competidor.

Un detalle adicional es que en ese mismo verano, por si las moscas, Telefé puso otra ficha color reality de búsqueda de talentosos en la mesa de apuestas, con la tercera temporada de Talento argentino, que funcionó bastante bien promediando 14,6 puntos de rating.

En el verano siguiente se volvió a plantear la lucha entre una nueva temporada de Soñando por bailar, esta vez con Santiago del Moro a la cabeza, en lugar de Canosa, y otra vuelta de Gran Hermano. En esta oportunidad, el resultado fue el opuesto del año anterior. Mientras la producción de Ideas del Sur que emitió El Trece se mantuvo en cifras de audiencia similares a las de la primera temporada, el nuevo intento de Gran Hermano no funcionó y terminó con un rating bajo, a las apuradas y sin Jorge Rial, el conductor con que se había iniciado esta temporada, que renunció aduciendo cuestiones personales, en medio de un persistente aroma de ego lastimado por el fracaso.

Pero sin dudas en ese verano, el batacazo lo dio Soñando por cantar, otro reality de búsqueda de talentos producido por Ideas del Sur, con una mecánica con parecidos muy notorios a la que utiliza Talento argentino, que se planteó como un ciclo de relleno, con una preparación rayana en la improvisación, pero que prendió en el público y, con el aporte de personalidad que le hizo su conductor Mariano Iúdica y un esfuerzo enorme de producción, fue el bastión de audiencia de El Trece en el verano. Lastimosamente el ciclo hizo un mutis por el foro muy extraño, con la promesa de una vuelta para este verano que no se cumplió y unos 200 participantes que debían competir en una final que quedó en estado de vida vegetativo.

APUESTA A LA CALIDAD
En esta temporada, la puja entre dos realities de búsqueda de talentos tampoco estará ausente de la pantalla local. Telefé ya empezó a calentar su rincón con Operación Triunfo La Banda, que, con la conducción de Germán Paoloski, hizo su aparición en pantalla a mediados de noviembre último. Hasta ahora los resultados de rating no son los que acostumbra conseguir este programa, pero lo que se vio fue solamente una suerte de precalentamiento y, a partir de ayer, que se vio la primera gala formal, puede decirse que el ciclo entró en competencia.


Para darle pelea, El Trece pone en juego desde esta noche, a las 22.30, El artista del año, carta que ha venido preparando desde julio del último año y que trae consigo a la figura de Mariana Fabbiani, que contará con el apoyo de Ronnie Arias y Diego Reinhold, y con quien estarán también figuras estelares como Nacha Guevara y Nicolás Repetto, quienes guiarán a los concursantes para que consigan sus objetivos. Se trata de un reality de búsqueda de talentos en el que 18 participantes convivirán en un lugar al que llaman El Conservatorio, en el que recibirán entrenamiento para mejorar sus condiciones artísticas. La competencia entre ellos será en cuatro disciplinas: canto, baile, actuación e imitación. Al primer programa (primera Gran Función como llaman a los especiales nocturnos en los que se dan las competencias) llegan 25 postulantes que fueron elegidos en castings que se realizaron en todo el país. En esa primera emisión se conocerán los 18 concursantes que ingresarán al Conservatorio. Por semana habrá dos emisiones de Gran Función, los lunes y los viernes, a las 22.30. Pero, además, desde el miércoles, todos los días, de lunes a viernes, a las 18.30, Fabbiani, asistida por Reinhold y Arias, mostrará lo que ocurre en El Conservatorio.

"El programa diario tendrá una energía distinta a las de la Gran Función. Va a ser el momento cuando la gente va a poder ver la evolución de los chicos. Entre los participantes hay algunos que tienen estudios artísticos, otros que ya son profesionales y hay otros que son autodidactas totales, pero tienen un don. Todos estos chicos se van a poder pulir y todo ese proceso se verá en el programa diario. Los resultados se verán en cada Gran Función", explica Fabbiani muy entusiasmada ante el inminente debut. "Este programa me conectó mucho con mis comienzos, con mis sueños, con los castings, con los rebotes; me conectó mucho con todas esas sensaciones. Siento mucha empatía con estos chicos y voy a mirar lo que pase desde una mirada muy especial", confiesa la conductora.

A la hora de decir si en su participación van a aparecer las emociones o se va a escudar mucho en el humor, la ex conductora de RSM sostiene: "El humor me va a acompañar seguro. Es parte de un estilo; son los anteojos con los que miro la vida. En cuanto a las emociones, pienso manejarlas de la manera más natural posible. Soy muy sensible, así como tengo la facilidad para reírme, también la tengo para llorar. Pero no es la idea emocionarme porque sí. La intención no es que esto pase por mí, sino por la actuación de los chicos".

En cuanto a las expectativas que tiene sobre lo que se va a lograr con el programa, Mariana afirma: "Me gustaría que la gente se conmoviera porque considere que el programa es algo que está muy bien hecho. Por otro lado, concibo la televisión como un instrumento para que la gente se desenchufe y se olvide por un rato de sus problemas. Si cada día con lo que haga logro sacarle una sonrisa a la gente, estaría absolutamente conforme".

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